miércoles, 18 de julio de 2007

Centrales Hidroeléctricas en el Sur de Chile,... QUE ESTUPIDEZ...!!!

La construcción de nuevas centrales hidroeléctricas en el sur de Chile contribuiría al propósito final de saciar la demanda de energía de los grandes consumidores (Sector Industrial y Minero, que en conjunto demandan el 64,7 % del total del consumo en Chile) y no así de las comunidades locales en pos de su desarrollo. Según datos de ENDESA, la demanda eléctrica en Chile se duplicará en los próximos diez años y triplicará en los próximos veinte años. Según la Comisión Nacional de Energía (CNE) existen regiones del país que presentan favorables condiciones geográficas y climáticas que las transforman en un lugar privilegiado para el aprovechamiento de la energía hídrica a pequeña escala. Muchos lugares cordilleranos en casi toda la extensión de las zonas central y sur, áreas como Chiloé continental y zonas aisladas desde la VIII Región al sur, son especialmente adecuados para la instalación de múltiples centrales de pequeño tamaño (microcentrales hidroeléctricas o de pasada), que contribuirían al desarrollo de la calidad de vida de las poblaciones más apartadas.

Tal como lo afirma la CNE, existe un gran potencial de este recurso en nuestro país. Sin embargo, siendo la hidroelectricidad una de las fuentes primarias principales de abastecimiento energético en Chile, esta forma convencional de generar energía, se encuentra mal enfocada, ya que se basa en el desarrollo de grandes centrales hidroeléctricas, concentradas en el sur del país, lo que genera múltiples perjuicios en las zonas de emplazamiento de estas y encarece los costos por transmisión de la energía a otras zonas del país que se encuentran más alejadas.

Principalmente, los impactos ambientales negativos que generan la construcción y habilitación para el funcionamiento de las centrales hidroeléctricas son enormes y humanamente inaceptables.

Estos impactos ambientales son locales, regionales y globales. En el ámbito local y regional, debido a modificaciones en su medio físico, biótico y socioeconómico. La construcción de embalses acarrea pérdidas significativas de biodiversidad y ecosistemas, desplazamiento de personas y sus consecuentes problemas sociales, perdida de yacimientos arqueológicos o de interés cultural y aumento de las enfermedades de origen hídrico. El impacto ambiental negativo más importante en el ámbito local, es el traslado y reasentamiento de poblaciones, que provocan perdidas de fuentes de trabajo, cultura, identidad, sentido de pertenencia y relaciones sociales que difícilmente pueden ser compensadas.

En el caso de Chile, la construcción de estas centrales ha implicado la inundación de extensas áreas habitadas por pueblos originarios que han sido obligados a abandonar sus tierras y su cultura, lo que significa finalmente, haber vulnerado sus derechos humanos.

Por otra parte, los costos ambientales que afectan radicalmente el entorno y al área de emplazamiento de la central hidroeléctrica, además de atentar contra la biodiversidad local al eliminar el hábitat de las especies nativas -que en nuestro país adquiere gran relevancia por el hecho de contar con un gran porcentaje de endemismo de especies-, contribuyen al calentamiento global al eliminar la cubierta vegetal de la cuenca encargada de la fijación de Carbono.

Las emisiones de CH4 y CO2 provenientes de la descomposición orgánica de la biomasa sumergida en los lagos de las represas, producen emisiones de CH4 y CO2 considerables, las que no podrán volver a ser fijadas, ya que la cubierta vegetal encargada de esta parte del ciclo, fue eliminada. ("G")

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